miércoles, 6 de enero de 2010


Hoy, día 10 de diciembre, es el Día Internacional de los Derechos Humanos, que este año tiene como tema central la no discriminación, con el mensaje:
"Vive la diversidad, termina con la discriminación". Deseo destacar este lema y el mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas. Como liberales demócratas nuestro objetivo político es que todo individuo pueda desarrollar su potencial en la sociedad. Esto implica automáticamente no sólo un reconocimiento de la diversidad humana, sino también la celebración de esa diversidad como fuente de dinamismo e innovación en todos los ámbitos de la sociedad.

Esto se hace aún más necesario en este siglo de la globalización. Porque, dicho de otro modo, este es el siglo de la diversidad. Una sociedad que esté enfrentada con su diversidad, que no la viva con comodidad y confianza, está condenada a quedarse rezagada en este siglo de la diversidad. Europa así lo ha entendido, y desde hace unos años su lema oficial es "Unida en la Diversidad", un lema que vale no sólo para la Unión Europea, sino para sus Estados Miembros, sus regiones, y sus municipios. Y sin embargo, observamos una tendencia preocupante desde ambos extremos del espectro político a la negación de la diversidad, y al rechazo de unas políticas que faciliten la convivencia entre ciudadanos. Es indudable que la diversidad social requiere una buena gestión política, una búsqueda permanente del equilibrio entre derechos y obligaciones de todos los ciudadanos, y un compromiso por parte de todos con esa convivencia. ¿Cómo se logra?

Dos siglos después del nacimiento de uno de los padres del liberalismo moderno, John Stuart Mill, tiene quizá aún más relevancia hoy que entonces su "principio del perjuicio" según el cual cada individuo tiene el derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen a otros. Aún cuando este principio se acepta, las grandes discusiones políticas surgen a veces a la hora de establecer el daño que sufren otros y si perdurará a corto, medio o largo plazo.

Decía Gregorio Marañón que es más heroico intentar entender las ideas del otro que morir por las propias.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, cuando tantos millones de personas cerca y lejos de casa sufren atropellos de sus derechos, conviene recordar las palabras de Mill y Marañón como primer paso indispensable para construir una sociedad que celebre la diversidad y logre una auténtica convivencia, para que todo ser humano pueda desarrollar su potencial en la sociedad.

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